Lucecita
con su pelo lizo y ropa agringada reflejaba el domino colonizador sobre la
sociedad cubana al igual que toda Latinoamérica. La presión de parecerse a las
muñecas de Barbie llevan muchas Afrolatinas a quemar su pelo africano y
vestirse en ropa desinada para mujeres con cuerpos esbeltos. Esta ropa no leva
espacio para las curvas de la mujer latina. Lucecita viendo la manera en cual sus
productores idolatraban la mujer blanca, ella rompió sus cadenas sociales con
el comienzo de transformación física. Su pelo natural, libre representa con
orgullo la conexión directa hace su herencia africana. Su manera de vestirse en
traje de hombre le daba una apariencia masculina que contrasta totalmente con
la mujer aniñada con pelucas falsas y una sonrisa que tapaba el quebrantamiento
de una sociedad. Lucecita desafió no solamente la sociedad globalizada del
presente sino también los restos de la sociedad colonial que permanece atrincherado.
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